Por fin algo en lo que soy bueno: cosas culturales.

Siempre he sido una persona muy artística. Cuando entré en primer semestre entré a una clase de danza folklórica. Me gustó muchísimo pero no lo seguí por estar en voleibol de playa. En segundo semestre me inscribí a la extracurricular de artes plásticas. Es la peor clase que he tenido en mi vida.

No me enseñaron nada, los consejos de la maestra eran pésimos. Literalmente estaba obligado a sentarme en un salón durante tres horas a dibujar yo solo. Esa es la clase de cosas que puedo hacer en la comodidad de mi casa. Lo ÚNICO bueno que pasó en esa clase es que una vez la suspendieron porque un grupo de japoneses estaban de intercambio y los metieron para que convivieran con nosotros y nos enseñaran origami. Conocí a tres chicas muy buen pedo y me la pasé súper bien. Como pueden imaginar, la reprobé por faltas. Es la primera clase que reprobé y me sentía muy mal, pero después me di cuenta que era una clase mediocre y que cuando faltaba era para ser productivo y hacer mi tarea, así que no le di importancia.

En tercer semestre llevé una clase de pintura, la amé. Hice un plato con un colibrí y es uno de los trabajos de los que más orgulloso estoy. Igualmente hice un cuadro, que es mi pintura favorita, y lo tengo ahí colgado.

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. En cuarto tuve que hacer un cortometraje, es el proyecto con el que más me he frustrado y al mismo tiempo mejor me lo he pasado. Como era de esperarse, estaba con todos mis amigos y quisimos hacer algo demasiado ambicioso. Al final fue un martirio escribirlo, grabarlo y editarlo pero el resultado final valió toda la pena.

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